En aquellas personas que sentimos el mar en lo más profundo de nuestro ser, algunas embarcaciones forman parte de nosotros mismos. Mi historia y la de Tucis es una de ellas.

Encontré a Tucis abandonada en una finca. Una embarcación de madera de vela latina construida en Porto Colom por un maestro llamado Cifre. Se encontraba fuera del agua, quizá por los costes de mantenimiento que supone y sin los cuidados —sin el cariño— que estos barcos necesitan. Me sentí triste al ver su destino. Uno de los pocos patrimonios del mar que aún nos queda se encontraba delante de mí; sin esperanza, fuera de su lugar, sin poder navegar y con el paso del tiempo como única compañía. Quizá podamos hacer algo —pensé—, pues su propietario era un conocido de mi hermano.

Hablamos con él. Quería deshacerse de ella, les restaba espacio y solo era una pequeña preocupación. Tenía un buen motor; vi que podía repararlo, había esperanza, quizá una segunda vida aguardaba detrás de unos meses de trabajo. Enseguida hubo trato y una única condición, que me la llevara antes de una semana. Así lo hicimos.

El favor de una amistad hizo que pudiera llevar a Tucis a una náutica de Santañy llamada Amengual. Pude utilizar sus instalaciones y ponerme manos a la obra.

Saqué el motor para repararlo y comencé a pelarla con el método que me enseñaron. Con fuego. Su madera quedó viva y al descubierto, ¡estaba sana! ¡Maravillosa sorpresa! Solo 

había desperfectos en la cubierta. Fue un trabajo tan duro como estimulante y agradecido. A la antigua, sin nuevos productos y con herramientas de la época. Un año en el que cada día al terminar la jornada, miraba el progreso y sentía la emoción. Aquel pequeño barco estaba naciendo de nuevo.

Con ayuda de buenos amigos pude terminarlo. Tucis resplandecía, casi diría que estaba agradecida además de preciosa. Algo en mi interior decía que la felicidad de volver al mar era compartida. Y volvió. Volvimos.

No pensé en alquilarla, sin embargo, vi que antiguamente lo hicieron. Lo medité y finalmente decidí que era una bonita forma de volver a sus orígenes.

Ahora Tucis puede navegar y seguir contando su historia. Puede seguir generando recuerdos inolvidables en familia, en solitario o con amigos. Añadiendo capítulos y uniendo su historia con la tuya.

Miguel Binimelis.